Hoy celebramos el día mundial de la tierra y es un momento oportuno para reflexionar sobre los reclamos de nuestro planeta. A 4 meses de haber iniciado el 2020, hemos sido testigos de desastres naturales, como temblores de tierra, erupciones volcánicas, sequías, inundaciones, fuegos forestales sin precedentes y otros eventos naturales que han impactado de manera adversa al medioambiente.
También este año, todos los continentes han sido escenario de la propagación del COVID-19, cuya fuente se sospecha fueron los denominados “wet markets” o mercados húmedos en los cuales típicamente se venden animales vivos, incluyendo animales salvajes o exóticos en condiciones poco salubres. Aunque dicha enfermedad no es el resultado de un acto de la naturaleza per se, sí es el resultado de cómo los seres humanos tratamos a otros seres vivos que habitan el planeta.
Sin lugar a dudas, el COVID-19 ha paralizado las actividades de los 210 países y territorios impactados a la fecha. El llamado al “distanciamiento social” ha reducido la afluencia y circulación de personas en espacios públicos. El confinamiento de los humanos en sus casas ha dado cabida a una regeneración medioambiental. Ciudades con alta contaminación, han reportado mejoras en la calidad del aire y del agua. Cada día aumentan las noticias de avistamientos de animales salvajes en lugares en los cuales típicamente no deambulan.
Sin embargo, y a pesar de que estas noticias se entienden como pequeñas conquistas de la naturaleza ya lesionada por el impacto humano, los ambientalistas advierten que son temporales y que tan pronto nos reintegremos a nuestras vidas, con las actividades cotidianas usuales, esos efectos positivos se revertirán; máxime cuando se pronostica un incremento en productividad para contrarrestar el impacto en la economía ocasionado por la pandemia.
Aunque muchos países se verán tentados a flexibilizar sus políticas ambientales para dinamizar sus economías, debemos abogar por el desarrollo sostenible. Es importante cumplir con las leyes ambientales locales, y las políticas trazadas a nivel global, como el Acuerdo de París, el cual establece medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero con el objetivo de combatir el cambio climático.
Es un compromiso de todos mantener el nuevo orden establecido. Vienen retos importantes, pero queda en nosotros velar por el planeta en el cual vivimos y que queremos dejar a futuras generaciones. Un planeta saludable se traduce en menos enfermedades y desastres naturales. El futuro es ahora y así lo está demostrando este año 2020.
Por Heiddy Moronta
Asociada senior de nuestra División de Negocios y Corporativo.